lunes, 2 de julio de 2012


¿Tu sabes divertirte?



Todos tenemos la capacidad para divertirnos, porque todos hemos sido niños.
En los niños pequeños, jugar, reír, disfrutar y divertirse, es parte natural de su forma de ser.
Por lo tanto, podemos recuperar o fortalecer dicha capacidad.
Lo primero que tenemos que hacer, es romper con nuestra rutina.
Reconocer la importancia de la risa y la diversión y estar dispuestos a dedicarle un tiempo específico.
Olvidarnos de "algún día me gustaría…" o "yo siempre quise…" y actuar.
No esperar que el momento indicado o la actividad o persona relacionada con nuestra diversión, llegue mágicamente a nuestra puerta.
Si nuestra actitud es pasiva, de espera, pocas veces vamos a lograr lo que deseamos.
Nuestro punto de partida somos nosotros mismos.
Necesitamos conocernos, vernos a nosotros mismos en estos momentos, no a la imagen formada en el pasado, para saber qué nos gusta y qué no.
Qué nos causa placer y alegría y qué nos molesta o nos deja indiferentes.
A nosotros, no a los demás.
Y sobre todo, debemos respetar esos gustos, sin compararnos con otras personas.
Uno de los principales obstáculos en relación a la diversión es la presión de nosotros mismos o de los demás.
Muchas de las actividades que hacemos, nos las disfrutamos, porque nos ponemos un límite de tiempo para hacerlas, nos exigimos un gran desempeño, las hacemos para demostrar que somos valiosos o importantes, etc.
Para divertirnos, necesitamos enfocarnos en el proceso, en lo que hacemos y no en los resultados.
Analiza las actividades que realizas y que no disfrutas y pregúntate por qué y para qué las haces y cómo podrías hacerlas más amenas y divertidas.
Si cambiamos nuestra actitud, aun ante las obligaciones, podemos realizarlas con mayor placer.

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